martes, 23 de agosto de 2011

Flor nueva de romances viejos. Ramón Menendez Pidal


No entiendo el sistema educativo. De niño, más interesado en Leonardo, Michelangelo, Donatello, vamos, en las Tortugas Ninjas, me obligaban a estudiar en el colegio una cosa muy aburrida que hablaba de unos moros y tenía rima asonante impar o lo que fuese, todavía no me he entrado bien. Desde entonces, yo y muchos más, arrastramos algunos traumas literarios y entre ellos estaba el odio al romancero: lo tengo asociado al más absoluto de los aburrimientos. Lo estudié también en la universidad y pasé absolutamente del tema... pero hace poco este libro me llamó la atención, ya lo conocía, lo tenía en casa, y, bueno, estaba como iluminado... me dije: voy a dejarme de existencialismos contemporáneos y voy a leer un poco de la tradición a ver que tal...

Ojos que nos vieron partir. Los romances son poemas épico-líricos breves que se cantan al son de un instrumento, con cualquier fin. Pero esto no es algo privativo de España, todos los países tienen narraciones epico-liricas similares. ¿Por qué entonces tienen tanta importancia esos poemas en castellano? A lo largo de la introducción Menendez Pidal intenta explicarlo, habla de su relación directa con la épica, sus raíces más ancladas en la historia... Algunas circunstancias debieron de darse para para hacer del canon de romances españoles un producto de tanto contenido y belleza y tantos hallazgos poéticos.




Una profesora de literatura tradicional me explicó que en las regiones más sureñas las variantes de los textos creados en el tiempo por la colectividad siempre suelen aparecer como más perfilados, más cortos. Se tiende a eliminar lo evidente, lo anecdótico y sobrante del contenido; tanto que a veces se convierten en piezas incomprensibles de un asombroso misterio. Quizás eso tenga algo que ver.

Una pequeña biografía de Menendez Pidal para quien no la conozca:

Nacido en La Coruña en 1869 y muerto en 1968 en Madrid, el filólogo Ramón Menéndez Pidal centró su extensa obra fundamentalmente en la historia de la lengua española y los estudios de las literaturas medievales. La leyenda de los infantes de Lara (1896), su primer trabajo, muestra sus intereses primordiales: el estado latente de fenómenos lingüísticos y/o literarios, la transmisión de variantes de la poesía popular y la relación del cantar con hechos históricos coetáneos. Fundador de la Revista de Filología Española (1914), desempeñó una importante labor en el Centro de estudios históricos, creando a su alrededor una importante escuela de investigadores. Entre sus obras más significativas están la serie de trabajos sobre el Cantar de Mío Cid y su figura histórica, iniciados en 1908; las recolecciones y estudios de romances; el Manual de gramática histórica española (1918); Poesía juglaresca y juglares(1924); Orígenes del español (1926) y La "Chanson de Roland" y el neotradicionalismo(1959).






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