martes, 25 de octubre de 2011

Introducción a la metafísica. Henri Bergson



Quizás el filósofo más artístico de todos o no un filósofo, sino un artista cuya obra son libros de filosofía. O no libros, más que libros escenas mentales. Su corriente de pensamiento, el intuicionismo, influyó decisivamente en la obra de muchos escritores europeos de la primera mitad del siglo XX. De hecho, la gran novela de su primo Marcel Proust, En Busca del tiempo perdido, no es más que una puesta en practica de su teoría sobre la conciencia y su manera de entender la temporalidad y la memoria.

En esta obra, el autor de La evolución creadora crítica los errores cometidos por la ciencia y la filosofía y plantea una nueva aproximación, a través de la intuición, al conocimiento y a la relación con el entorno. Su obra es una fuerte reacción contra el positivismo y el racionalismo. A través de la razón y del método científico no podemos comprender la realidad, al menos tal y como entiende la realidad Bergson: un continuo en movimiento del que el método científico solamente es capaz de mostrarnos una imagen fija.


Su pensamiento, con un gran poder de evocación, rozando los límites del saber científico, y su búsqueda de un método propio capaz de escuchar la voz de la conciencia, resultaron muy atractivos para aquellos que comprobaron por sí mismos que el racionalismo no les funcionaba, que no conseguía explicarlo todo: los artistas, los escritores, los inadaptados, aquellos que potenciaron la intuición como medio de relacionarse con el entorno.

Aquí, un párrafo:

Con todo, no hay estado de alma, por simple que sea, que no cambie en cada instante, ya que no hay conciencia sin memoria, ni continuación de un estado sin la adición, al sentimiento presente, del recuerdo de los momentos pasados. En esto consiste la duración. La duración interior es la vida continua de una memoria que prolonga el pasado en el presente, sea que el presente contenga distintamente la imagen del pasado que se agranda sin cesar, sea que más bien testifique, por su continuo cambio de cualidad, la carga cada vez más pesada que uno arrastra detrás de sí, a medida que la vejez aumenta. Sin esta supervivencia del pasado en el presente no habría duración, sino solamente instantaneidad.



Aquí podéis descargar el pdf





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