martes, 21 de febrero de 2012

Memorias de un prisionero de guerra inglés. España en 1810. Andrew Thomas Blaney.


Nada más terminar la Guerra de la Independencia española, en 1814, aparecieron en Londres estas memorias del general inglés Lord Blaney sobre sus experiencias como prisionero de guerra del ejercito francés entre 1810 y 1814.

Explica el prólogo que en España, el conde de Toreno, mucho antes de conocer las memorias calificó de "torpe maña" la actuación del general británico en la acción de Fuengirola, donde fue hecho prisionero, ya que "en vez de sorprender a los enemigos fue él el sorprendido".

Son interesantes muchas de las descripciones sobre los pueblos de los que habla desde Fuengirola hasta los Pirineos: Mijas, Benalmádena, Antequera, La Peña de los Enamorados, Loja, Santa Fe, Alcalá de la Real, Martos... Pero son bastante más graciosas muchas de las... digamos... observaciones del prisionero que están realizadas en la claves de humor y de fina ironía, aunque extremadamente crítiticas y ofensivas en algunos casos. De hecho, el traductor de la obra, Antonio Muñoz pérez, no podía resistirlo y llenó el libro de notas a pié de páginas...

Aquí un fragmento de las memorias hablando sobre el teatro español. Me parece, por lo menos, divertido. No obstante irritó al traductor. Claro. 

La pieza que representaban era una larga payasada que habría sido silbada en el peor teatro de provincia de Inglaterra. Un campesino entra en casa de un barbero y ajusta el precio por el que será afeitado él y su camarada, es decir, por seis cuartos. Antes de comenzar el barbero desea ver al camarada, pero el campesino se niega con astucia. El barbero no insiste y cuando ha terminado su trabajo, el campesino vuelve con un asno. Esta salida hace reír a los espectadores. Primeramente el barbero no quiere cumplir su palabra, pero por lo ultimo, antes de perder el dinero, ata un paño al cuello del asno y se dispone a afeitarle, cuando se presenta un nuevo cliente. Pueden formarse idea de las comedias españolas en general, por este ejemplo. Existen muy pocas cuya intriga sea más razonable. La sala estaba muy mal alumbrada, pero la mayoría de los espectadores parecían tener sus razones para gustar de estas tinieblas visibles.




.....................


Aquí un poco de publicidad si me permitís.


IsolagnosisEdiciones en Huida (2013)

No hay comentarios:

Publicar un comentario