lunes, 28 de mayo de 2012

Obra Poética Completa. William Blake.


A pesar de que la razón se ha demostrado cientos de veces incapaz de comprender la realidad en su totalidad, la herencia del siglo de las luces -de su verdad vanidosa, rígida y científica- es tan intensa que aún tachamos de locura cualquier intento de comprender nuestro entorno alejado del positivista método científico.


Mientras se gestaban las bases de la misión ilustradora solo una voz se opuso con violencia a la dictadura de la razón y desde el principio sus contemporáneos ya le conocían como William "el loco". Blake fue el primer artista de nuestra era. Precursor de la anarquía, del amor libre,individualista e intuitivo, su mensaje rompe las estructuras lógicas, anula lasmuletas intelectuales y los mecanismos de comprensión aprendidos.  


"Existen tres medios a través de los cuales el hombre puede hablar con el Paraíso: la poesía, la pintura y la música", dijo el poeta. Y conectada con el paraíso o no, su obra provoca en el público un replanteamiento continuo. De muchas cosas. Y me da la impresión de que, además, divide al mundo en dos: entre los que lo aceptan y los que le niegan.  


Blake fue un visionario. No porque se adelantara a su tiempo. Fue un visionario en sentido literal: tenía visiones. A los cuatro años Dios asomó la cabeza por una ventana de su dormitorio y algo más tarde fue testigo del funeral de un hada -cuyo cuerpo yacía  sobre el pétalo de una rosa. No era raro, entonces, encontrarlo ocupado conversando con los espíritus, en especial con los de Voltaire y Milton. "El señor  Blake no me brinda mucha compañía; pasa mucho tiempo en el paraíso", decía resignada su mujer.







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IsolagnosisEdiciones en Huida (2013)

martes, 22 de mayo de 2012

Historia de la eternidad. Jorge Luis Borges.



A veces Borges parece un simple entretenimiento para "intelectuales" (o al menos para quienes creen serlo). Otras, da la impresión de tratar cuestiones fundamentales y básicas en nuestro buen devenir como humanos. Quizás, si cuestionáramos más a menudo las verdades y los conceptos absolutos que la sociedad occidental da por sentados, los asuntos sociales, políticos y económicos se dilucidarían, como mínimo, desde otras perspectivas. 

El análisis del tema del tiempo y de su negación puede, de hecho, ser tan importante como innecesario. En el artículo que da nombre al libro, Historia de la eternidad, se examinan dos concepciones contrapuestas de la eternidad: la alejandrina, de raíz platónica, y la cristiana, nacida con la doctrina trinitaria de Ireneo y formalizada por San Agustín. En otras dos intensas disgresiones, Borges, reflexiona acerca de la teoría del eterno retorno tal y como la desarrolló Nietzche y del tiempo circular, analizando las principales variantes de la concepción que define el carácter recurrente del movimiento histórico. 



Completan el libro un estudio sobre las  "kenningar" islandeses (unos largos y encriptados poemas narrativos, similares a nuestros romances) y su particular utilización del símbolo y la metáfora. También, un repaso de los traductores de Las 1001 noches, acerca de los condicionamientos culturales e históricos; así como una glosa a una novela imaginaria, El acercamiento de Almostán, y una breve nota sobre "El arte de injuriar".







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jueves, 17 de mayo de 2012

Antología poética. Alfonsina Storni.



No es la primera escritora que acaba trágicamente con su vida. Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del club Argentino de Mujeres el mes de octubre de 1938. Algunas versiones más literarias dicen que se adentró lentamente en el mar, como la Ofelia de Shakespeare. De algún modo lo había anunciado desde sus primeros poemas.


Entre sus libros de poesía figuran El dulce daño, Irremediablemente, Languidez, Ocre, Mascarilla y Trébol, escrito poco antes de su muerte. Esta antología, compuesta por ella misma, demuestra la profunda sensibilidad femenina de la autora. Parte de la crítica feminista parece que utiliza la figura de la poetisa como representación de un "enfrentamiento contra el patriarcado hegemónico" o "del deconstruccionismo genérico" y aunque esa verdad feminista está presente (muy presente) en sus poemas, no lo está conscientemente: ni en su obra, ni, me atrevería a arriesgar, en su vida. No de un modo consciente.



Víctima, entre otras cosas, del romanticismo idealista, Alfonsina habla con una profunda delicadeza desde dentro del problema que supone ser mujer en una sociedad restrictiva dominada por los hombres. No es su voz la de una escritora liberada o la de una mujer que identifique a los culpables de su estado reprimido. Feminista, entonces, Alfonsina, por ser mujer y por expresar una frustración inequívocamente femenina


Dulce tortura


Polvo de oro en tus manos fue mi melancolía
Sobre tus manos largas desparramé mi vida;
Mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;
Ahora soy un ánfora de perfumes vacía.

Cuánta dulce tortura quietamente sufrida
Cuando, picada el alma de tristeza sombría,
Sabedora de engaños, me pasaba los días
¡Besando las dos manos que me ajaban la vida!




Tú me quieres blanca


Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.




Según me informan (ver comentarios) esta fotografía, que ilustraba anteriormente la entrada, no es de Alfosina Storni, sino de la poetisa Julia Burgos. que bien merece una revisión de su obra y que al menos Google no le robe su identidad y los que escribimos sobre escritores nos informemos mejor. 









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domingo, 13 de mayo de 2012

Diario I (1931-1934). Anaïs Nin.



Quizás sea la primera manifestación artística del siglo XX -junto con la obra de Frida Kahlo- que exprese de una manera rotunda el mundo interior de una mujer contemporánea. Los diarios "privados" de Anaïs suman más de quince mil páginas mecanografíadas,  que suponen, como explica Gunther Stuhlmann en el prólogo a esta edición, "el registro del viaje de Ananïs por el laberinto de su propio ser, del esfuerzo que ha realizado por descubrir y definir a la mujer Anaïs, la mujer real y la mujer simbólica, la que oscila entre la acción y la contemplación", la libertad y el deseo. La mujer, en definitiva, que busca en su interior y se ve como en un espejo roto en muchas piecas que le muestran cientos de Anaïs reales y diferentes.


Lástima que la mayoría de los lectores solamente se acerquen a ella para cotillear sobre el triangulo amoroso que protagonizaron Anaïs, Henry Miller y su inabarcable esposa June Mansfield. Lo bueno es la sorpresa que se llevarán después, al comprender que no importa el nombre de ninguno de los personajes que describe y que pasean por las páginas de su diario.


Confundida entre su vida de artista -viviendo en la bohemia de los bajos fondos- y su vida de esposa, hija y madre burguesa; confundida, también, entre su necesidad de vivir en libertad sus deseos y pasiones y los estereotipos y roles que le asigna la sociedad por el hecho de ser mujer, utilizó su diario, y se enganchó a el igual que Artaud al opio, como un medio para expresar aquello que sus diferentes "personalidades sociales" no le permitían. 

Un pequeño fragmento:

Se vive así, cobijado, en un mundo delicado y uno cree que vive. Entonces lee un libro, o va de viaje, o habla con alguien, y descubre que no vive. Que está simplemente hibernando. Los síntomas de la hibernación se pueden detectar fácilmente. El primero es la inquietud. El segundo síntoma es la ausencia del placer. Eso es todo. Parece una enfermedad inócua. Monotonía, aburrimiento, muerte. Hay millones de personas que viven así sin saberlo. Trabajan en oficinas. Tienen coches. Salen al campo con su familia. Educan a sus hijos. Hasta que llegan a una brusca conmoción: una persona, un libro, una canción, y los despiertan y los salvan de la muerte. 








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lunes, 7 de mayo de 2012

Upanisad del Gran Aranyaka.



Si buscamos en el arte un punto de apoyo para llegar más lejos en el conocimiento interior -como proponía Proust, el arte abre puertas en nuestra cabeza que de otro modo permanecerían cerradas- o si sólo queremos un estímulo para potenciar la imaginación, deberíamos no delimitar los significados y no cerrar los discursos en una sola dirección. Así, la Upanisad del Gran Arayaka, como casi todos textos místicos, plantea a los eruditos serias dudas que no sabemos si conviene resolver.

Aranyaka significa "de los bosques", así que evidentemente hay un pequeño error en la traducción. Upanishad es una palabra sánscrita, un sustantivo femenino que significa "sentarse cerca de un maestro". Como explican en el portaldelaindia.com, las Upanishads son textos místicos, sagrados, espirituales  -como queráis llamarlos- concebidos en un tiempo de transición: cuando la religión védica de los pastores seminómadas "se revelaba más anacrónica ante la creciente sedenterización y el surgimiento de los primeros estados en el valle del Ganges y centro de la India". Un periodo de reflexfión espiritual del que surgieron el Budismo y el Jainismo.

La Upanisad del Gran Aranyaka, la más antigua de todas -escrita en el siglo VII antes de Cristo-, se dirigía a los brahmanes y sus discípulos que se retiraban en el bosque para practicar el ascetismo y la meditación. En su interior se encuentran interpretaciones del mundo a partir del sacrificio, equivalencias mágicas de simetrías numéricas entre las diversas partes del universo... elementos prefilosóficos que anuncian la comunión con la naturaleza mediante el conocimiento trascendental. 

Como buen texto místico, cerca lo desconocido sin nombrarlo. Pero por otro lado, puede leerse como un perfecto y sugerente poema. Como el fragmento del comienzo en el que se describe el mundo desde el sacrificio del caballo:
Om. La aurora, del caballo del sacrificio es la cabeza; el sol, el ojo; el viento, el soplo; la boca abierta, el fuego universal; año, el Atma; del caballo del sacrifico, el cielo es la espalda; el espacio, el estómago; la tierra, el vientre; los puntos cardinales, los costados; los puntos intermedios, los flancos; las estaciones, los miembros; los meses y las quincenas, las articulaciones; las jornadas, la base de asentamiento; los astros, los huesos; las nubes, las carnes; el alimento, la arena; los ríos, los intestinos; el hígado y los pulmones, las montañas; las plantas y los árboles, los pelos; el levante, la parte anterior; el poniente, la parte posterior; cuando abre la boca, hay rayos; cuando se agita, hay truenos; cuando orina, llueve; su voz es la voz. 




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sábado, 5 de mayo de 2012

Una sonrisa en el ojo de la mente. Lawrence Durrell.



El taoísmo plantea una pregunta sin respuesta que indica un camino sencillo y claro. Cualquier alma inquieta se siente atraída por la serenidad que trasmite el Libro de la Sabiduría y por su aceptación de las contradicciones entre el Eros y el Tánatos occidentales.

En Una sonrisa en el ojo de la mente, el autor del Cuarteto de Alejandría, Lawrence Durrell, recuerda dos encuentros con dos personas diferentes que supusieron para el escritor la encarnación de la filosofía milenaría, además de una enseñanza práctica al modo taoísta: es decir, la simple conducta adecuada influencia de manera determinante el comportamiento de los demás, y estos, a su vez, expanden, del mismo modo, su influencia a otras personas (aunque, claro, sin la urgencia del catolicismo). Uno de estos encuentros fue con el estudioso y practicante Taoista, Jolan Chang, autor del libro El Tao del Amor. El otro, describe a la mujer occidental que le enseñó el secreto del amor no posesivo y la unión de lo que algunos han venido en llamar alma y otros Atmá.



Experiencia autobiográfica de su profundización en la filosofía taoísta que sirve como introducción a los lectores, así como de reflexión poética, sobre el intercambio amoroso, el sexo trascendental, las analogías y oposiciones entre oriente y occidente. Y el humor. Pieza fundamental del modo de comprensión taoísta. Una sonrisa en el ojo de la mente que se transforma en la sonrisa del sabio que por fin ha comprendido.



Sobre Jolan Chang dice:

Al decir esto, Chang me echó una mirada taoísta. Era una grandiosa mirada, breve y llena de travieso descaro, de ironía y de risa. Era una mirada de complicidad burlona: compartía la conciencia divertida  e indirecta de lo valioso que era lo que no decíamos. Era como el primer vínculo entre seres humanos que reconocen su asociación en la totalidad del proceso. ¡Diablos! Era la mirada más turbadora que haya compartido nunca con un ser humano. Era por así decirlo el ojo de la gran paradoja. No hay nada más que decir sobre este tipo de cosas: es el taoísmo y, apenas tratamos de decir algo explícito sobre él, se lo daña como cuando torpemente tratamos de apresar una rara mariposa con los dedos

Sobre ella:

Durante toda la noche los ojos azules continuaron mirandome con su felicidad traviesa: la mirada azul zafiro con su sonrisa privilegiada. Entonces me di cuenta de que en toda esta delicada relación no había habido cabida para la autogratificación egoísta. Me encontraba frente a la flor azul del conocimiento perfecto. Sólo hacia el amanecer la mirada se volvió verde mar primero, luego suavemente vidriosa y comenzó a perder su polen, a nublarse. Desperté profundamente instruido por esa serena mirada tántrica del otro lado de la muerte. Haber sido amado...¡de repente me di cuenta de qué grande había sido el regalo!






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