domingo, 13 de mayo de 2012

Diario I (1931-1934). Anaïs Nin.



Quizás sea la primera manifestación artística del siglo XX -junto con la obra de Frida Kahlo- que exprese de una manera rotunda el mundo interior de una mujer contemporánea. Los diarios "privados" de Anaïs suman más de quince mil páginas mecanografíadas,  que suponen, como explica Gunther Stuhlmann en el prólogo a esta edición, "el registro del viaje de Ananïs por el laberinto de su propio ser, del esfuerzo que ha realizado por descubrir y definir a la mujer Anaïs, la mujer real y la mujer simbólica, la que oscila entre la acción y la contemplación", la libertad y el deseo. La mujer, en definitiva, que busca en su interior y se ve como en un espejo roto en muchas piecas que le muestran cientos de Anaïs reales y diferentes.


Lástima que la mayoría de los lectores solamente se acerquen a ella para cotillear sobre el triangulo amoroso que protagonizaron Anaïs, Henry Miller y su inabarcable esposa June Mansfield. Lo bueno es la sorpresa que se llevarán después, al comprender que no importa el nombre de ninguno de los personajes que describe y que pasean por las páginas de su diario.


Confundida entre su vida de artista -viviendo en la bohemia de los bajos fondos- y su vida de esposa, hija y madre burguesa; confundida, también, entre su necesidad de vivir en libertad sus deseos y pasiones y los estereotipos y roles que le asigna la sociedad por el hecho de ser mujer, utilizó su diario, y se enganchó a el igual que Artaud al opio, como un medio para expresar aquello que sus diferentes "personalidades sociales" no le permitían. 

Un pequeño fragmento:

Se vive así, cobijado, en un mundo delicado y uno cree que vive. Entonces lee un libro, o va de viaje, o habla con alguien, y descubre que no vive. Que está simplemente hibernando. Los síntomas de la hibernación se pueden detectar fácilmente. El primero es la inquietud. El segundo síntoma es la ausencia del placer. Eso es todo. Parece una enfermedad inócua. Monotonía, aburrimiento, muerte. Hay millones de personas que viven así sin saberlo. Trabajan en oficinas. Tienen coches. Salen al campo con su familia. Educan a sus hijos. Hasta que llegan a una brusca conmoción: una persona, un libro, una canción, y los despiertan y los salvan de la muerte. 








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IsolagnosisEdiciones en Huida (2013)

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