domingo, 10 de marzo de 2013

Dignum est. Odiseas Elitis.


El título original de la obra, To Axión Estí, es una formula de alabanza que procede de un himno bizantino a la Virgen. Los traductores del libro en España decidieron traducirlo como "Dignum est", del latín "es digno", una fórmula correspondiente de un himno católico, que si bien mantiene el simbolismo religioso, pierde totalmente su verdadero significado: la alabanza y la celebración.

Envuelto entre el surrealismo, la liturgia y las historias y mitologías griegas, el libro es una especie de biografía interna y externa del poeta, donde se funden los ecos de los himnos eclesiásticos griegos y referencias, no religiosas exactamente, sino rituales, para alabar su entorno, sus vivencias y su experiencia. Es decir: un poema de exaltación de la vida. De la vida terrenal.


Hasta ahí esta todo bien, y es un libro de calidad muy recomendable. Pero me gustaría hacer un pequeño experimento:

Además de su simbolismo ritual bastante claro y evidente, el libro esconde un código de signos que necesitan de claves y de un profundo conocimiento para su interpretación. Al menos para "entender" lo que Odiseas Elitis quiso expresar. Sin estas claves resulta prácticamente inaccesible. Los editores tuvieron a bien añadir en las ultimas páginas una suerte de diccionario con sus respectivas explicaciones y la numeración del verso y la página para no perder nota. Lo que, siendo honestos, convierte la lectura del poema en un verdadero tostón.

En cambio, estos signos incomprensibles que nada nos dicen, tienen por si solos, por el poder y la sonoridad de las palabras (o en cualquier caso por las redes de impresiones que nos sugieren inconscientemente), aislados, un poder de evocación bastante intenso.

Si cogemos todos estos signos dispersos en el discurso poético de Dignum est (o mejor de To Aión Estí) obtenemos una curiosa lista de conceptos poéticos de gran intensidad y tensión, cuya naturaleza no está en su significado, ni mucho menos en la razón y si, quizás, si en la intuición. O al menos eso me parece a mí. Ahí va:

Las tres mujeres de negro, 
siete hachas, 
la Gran Torre, 
Roes... yeltis
el Gran Carnero, 
Santa Marina con los demonios, 
la isla con golfos de olivares, 
aquel que su sangre dio para encarnarme, 
Yera, 
muchos llevan la camisa negra, 
otros que hablan la lengua del puerco espín, 
los omófagos, 
los rostros de plomo, 
la Tetrácida, 
las rectas columnas, 
verbos-corrientes, 
dioses-tíos, 
la Epsilón y la Lambda, 
el formidable filo de tu espada (te conozco por el filo formidable de tu espada)
la marcha hacia el frente, 
la madrugada de San Juan, 
arta...tepeleni,
oi oi mana mou, oi oi mana mou,
los cinco dedos abiertos, 
la lila de la resurrección, 
ni una mirada de hada, 
los jóvenes de pies hinchados
el pelirrojo y el rayo de sol de la muerte, 
la sima del terremoto que se llenó de flores,
ceñudos capitanes... Apelates,
delvino, ayi Saranda, Koritsá,
Jalvá,
Prévessa,
Zoí,
los cinco dedos abiertos,
Lefteris,
tridente delfín, 
el patio de los corderos,
los colores del Himeto, 
la sagrada pantalla del agua,
el príncipe de los lirios, 
se agraban las letras,
la mano de la Sirena,
la daga,
la vértebra de algún Zeus,
el día de los santos Quirico y Julita,
el cinco de la serpiente, 
llegado del cielo luciendo púrpura túnica,
ruinas del futuro y de la araña, 
la pantalla,
Heráclito en su derruida voz, 
Marina,
la canción que Liyerí canto en el Hades. 
  













No hay comentarios:

Publicar un comentario